En nuestro taller de chapa y pintura de Cabezón de la Sal vemos cada semana varios coches que tiene la parte delantera cuajada de restos de insectos. Cada vez que haces un viaje por carretera, especialmente durante los meses cálidos del año, chocas con un montón de insectos que se van quedando incrustados. Esto que parece algo sencillo de eliminar no lo es tanto y puede ser la causa de que, con el paso del tiempo, aparezcan puntos de óxido en la chapa del frontal del coche.

Como bien sabemos quienes trabajamos en cualquier taller de chapa y pintura de Cabezón de la Sal, la pintura de la carrocería está formada por varias capas. La última de ellas, la exterior, es un barniz protector cuya misión es proteger la pintura tanto de las inclemencias del tiempo, de los rayos UVA del sol y también de los pequeños impactos. Cuando el coche choca con un insecto o con un grano de arena, esta capa, que es bastante elástica, actúa como si fuera un escudo de goma, amortiguando el impacto.

En ocasiones, es impacto puede provocar una microrrotura en la capa de protección pero, por su elasticidad, en unos instantes recupera su posición sin que sea perceptible esa rotura. Pero si, cuando esa capa elástica está volviendo a su posición, aún hay algún reto del insecto, puede capturarlo sin que la resina pueda tapar el espacio.

La mayoría de los insectos tienen en su interior sustancias corrosivas que, al actuar directamente sobre la pintura o la chapa,  son las causantes de la aparición de los puntos de corrosión a los que nos referíamos. De modo que para evitar que aparezcan, desde Talleres Fergar te recomendamos un lavado a mano al término de cada viaje por carretera.